miércoles, 25 de noviembre de 2009

Una Religión Diferente

“Buscaré en las rimas de una poema, cada enigmático beso que nos dimos sin pensar; o quizás en las notas de un fonema, cada sutil caricia que mis manos dibujaron en tu piel; de a pocos tratar de encontrar a mi destino, en la eternidad profunda de tu mirada; o navegar en cada sueño atolondrado, que ya duerme airoso en el sigiloso baúl de tu almohada. Quisiera coger tu mano y sin pecado alguno, recorrer el mismo paraíso; mirar a tantos dioses frustrados, que por culpa de la santidad, no pudieron vivir de lo que nacer los hizo; por ahí pedirles consejos a los ángeles caídos que dañaron sus alas por culpa del Amor y juzgar los flechazos envenenados que quieren fortalecer este infante temor”.

Estoy tratando de responder con metáforas cada instante escondido, donde nuestras almas se fusionan buscando solo ser una; quiero quitarle la palabra a la razón y de a pocos ir dopando a los sentimientos, quizás por ahí pueda convencerlos de que acepten el soborno de envolvernos eternamente; quiero darle los incontables suspiros al viento y navegar en todos los sueños que vivo a tu lado; quiero escuchar una canción de Arjona a tu costado y debatir con besos el significado de cada metáfora de enamorados.

Quiero revivir los miles de pasados que tenemos y contemplar los inciertos futuros que buscamos, en este presente que no vivimos; quiero ser una lágrima más en tus mejillas y recorrer gastado la suavidad de tu cuerpo; quiero encontrar la melodía de lo oscuro y llevarte a bailarla como un dulce vals en un salón que sin futuro, vio el comienzo de esta historia; quiero dormir eternamente en tu recuerdo y despertar en la luz de tu firmamento, caminar por la playa de tu hermosura y dejar marcado en la arena con dulzura, mi nombre que busca un rincón en ese cajón de tus sentimientos.

Es que son tantas las cosas que quiero, que si podría encontrar la fórmula a este sentimiento, pretendería abrazarte aún cuando no te tengo; robaría la química necesaria para enlazar mi necesidad y la plegaria, quizás así mi religión adopte tu nombre de María y mi vida ya no siga en la deriva, deriva de no saber en quien creer por la duda o por el placer, que me arrastran al olvido sin saber.

“Por ahora tendré que aceptar, que mi vida a tu lado depende de un complejo de misticismos y desde siempre mantendré mi posición de quererte en contra del tiempo, la distancia y la soledad; solo déjame robarte un momento más en este mundo de ajenos irremediables y demostrarles a los normales, lo que el vínculo de querer ser diferente nos ha enseñado”.
PercyW
Una esperanza, Una Ilusión ... María Luisa.

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