Mírame eternamente a los ojos, que en estos reflejen solo Amor; por favor coge mi mano y siente el frio de no tenerte; caminemos por aquellos parajes llenos de dolor, y busquemos un significado a cada lágrima; enciende tu mejilla, que mis labios van en busca de tu calor; deja que tu pelo, baile al ritmo del viento y que mis ojos, brillen al compás de tu resplandor; deja que mi sombra muera en ese tu olvido de porcelana, y que mi cuerpo descanse eterno dentro del inevitable sabor de tus besos; coge ese baúl de recuerdos ajenos y emprendamos un viaje a lo desconocido; dame la oportunidad de curar tu heridas y yo te daré motivos para nunca olvidar; siente mi piel entre tus dedos, mi alma entre tus brazos y mi corazón latiendo ahí al lado del tuyo, pero nunca dejes de respirar.
Una mañana extraña de febrero, caminaba deseoso entre la pasión y la agonía; ciertamente la oscuridad era una alternativa, pero tus ojos mi salvación, entendí que mis pasivos impulsos estaban repletos de miedo y que tu voz, era una canción a mi conciencia. Y así de la nada, los suspiros se deshojaban con venganza y la alegría inundaba ese desierto hecho soledad, que ahora se desborda a cada párrafo que te escribo… Santo remedio ese exquisito pecado de besar tus labios, que crucificado en el infranqueable destino tienen a este sentimiento, y que sensación de fábula poder volar a tu lado, en un mar de nuevas fantasías, a la que ya quisiéramos regresar.
Hoy, las metáforas de un incierto Noviembre, vuelven a sentir la fresca tinta que las hizo nacer; los sueños que desistieron de una noche enfrascada, regresan para nunca despertar; la lluvia de un cielo oscuro, ya no caerá en mi ventana; y las cicatrices que marcó el tiempo, siempre serán la señal tutora de nuestro caminar. Pero dentro de tanto murmullo, coge el teléfono y dime que me Amas, ya no busques lo escondido a tan encendida pasión, que al final de todo tu también terminas siendo leña.
“Siente, y dale razón a lo incognito; vive, y quítale el reloj a cada momento; sueña, y nunca intentes despertar; y ama; pero nunca te olvides que existo… Porque aún tengo un libro que escribirte y miles de momentos que regalarte”
Feliz Día Amor.
Te amo María Luisa.