“Hoy regreso a las
líneas largas, sin rima, con tantas metáforas y dosis de cafeína, regreso al
hecho de explicarle a la vida, de contarle al mundo, lo grandioso que es amar y
a veces no saber por qué. Regreso cabizbajo, algo aturdido, con el corazón en
la mano, enamorado y el cuerpo sin sentidos, regreso porque a lo largo del
tiempo he comprendido que nadie en esta vida se jubila de tanto amar y aun así
se haya amado tanto, siempre hay un nuevo error, momento, tropiezo, detalle del
que se aprenderá”
Hace ya casi un año conocí a un
ángel, vestía una sonrisa enorme y una indomable cabellera, en su mirada
encontraba un espejo y en el reflejo de su sombra una historia; era uno de esos
momentos donde por alguna extraña razón sientes de que esa persona es la que
siempre estabas esperando, y qué harías hasta lo imposible para ser el
complemento de su vida, y así fue.
Un día escuche que para amar a
alguien y tener una buena historia de Amor, se tiene que conocer lo suficiente
a la otra persona, pero siempre me pregunté si para el Amor algo es suficiente.
Ella y yo, no tuvimos una etapa de amistad consolidada, se podría decir que
desde que la conocí mi único objetivo era enamorarla, y hacía de los detalles
de su vida los míos, hacía de su sonrisa el mejor pretexto para nunca despertar
y de sus días bonitos paisajes a cada esquina que recordar.
Éramos dos cuerpos anestesiados
por un pasado oscuro, por historias que mediante cicatrices nos enseñaron algo
más para contar, éramos dos sinónimos heridos que caminaban por el mundo
buscando algo que vaya más allá de las palabras, más allá de las noches en
vela, más allá del simple hecho de suspirar, éramos dos seres perfectos en
busca de la imperfección, en busca del complemento más vital de todo humano, la
felicidad… Y así temerosos y aturdidos, recorríamos parques y tardes enteras
desnudando nuestros miedos, nuestras hazañas, conociendo todo aquello que
necesitábamos desechar y todo aquello que necesitábamos para poder Amar.
La vida pasaba lento cuando al salir
de clases recorríamos un camino que nos regresaba a la realidad, lento porque
era su aliento lo que detenía todo, porque mi corazón quería sentir la
sensación de sus labios y su tentación, porque mis manos detenían la caricia en
sus manos pensando que por fin iba a pasar, tan lento que hasta un día ella en
media calle me dijo en un beso que esta iniciativa tendríamos que al fin
saciar, y me sorprendió.
Con el pasar del tiempo, la vida
nos sorprendía poco a poco, siempre teníamos de que hablar, de que reír, de que
gustar o hasta discutir, no podíamos pasar un minuto en silencio juntos salvo
que nuestros besos inmuten el momento, pero le encontrábamos a razón a todo y
es que el Amor es así. Estábamos enamorados, y siempre le buscábamos detalles a
los momentos para hacerlos especial, desde pequeñas notas que dicen “Te quiero”
hasta noches en vela construyendo hermosos diademas hechos de cartón y colores.
Y como el Amor nunca es estable,
nunca es perfecto, nunca todo es felicidad, y no siempre amar implica comprender
o entender, los días grises llegaron y con el también vinieron las lágrimas,
los días llenos de soledad, los disturbios neuronales y la segregación excesiva
de sustancias que ella conoce a profundidad. Pero tener problemas es parte del
proceso en toda relación, así como cuando uno quiere ser feliz
independientemente siempre hay obstáculos, en el Amor que es parte y
complemento de esa felicidad también los hay, solo que yo peque de
inconsciente, ególatra e inmaduro.
Sí, me sentí omnipotente a su lado,
un Dios que nunca debería ser juzgado, lo cual fue un terrible error. Aún
recuerdo su rostro y su sonrisa cuando a mi lado venía a llenarme de Amor,
recuerdo todo lo que hacía para arrancarme un minuto del tiempo y pasarlo a su
lado, recuerdo sus detalles sencillos que decoraban cada esquina de mi
habitación, recuerdo sus caricias y besos de la nada, sus profundos abrazos y
ese Amor inmenso que nunca dudo en entregármelo. Pero todo resume en una sola
palabra, y cual tonto en la vida yo nunca supe valorar.
Ha pasado mucho tiempo, han
pasado tantas cosas y precisamente al borde del abismo de su Amor, reflexione y
comprendí que ella reflejaba la esencia de mi vida, se podría decir que antes
vivíamos abrazados aunque hayamos tenido distancias, y hoy apenas puedo coger
su mano. Pero no importa, vivir enamorado y aventurarse en el Amor es también
aceptar retos y desafíos, y por mi Ángel de madrugada cruzo hasta el mismo
infierno si es necesario.
Qué más puedo pedir, cuando me
encontraba en medio de la nada conocí al Amor más improvisado de mi vida, y la
Amo tanto y más que cuando escribía cada rima al imaginar su sonrisa, y si le
falle al Amor, le falle a ella, y a toda nuestra historia, no será con un grito
al cielo, ni bajando una estrella que obtenga su perdón, pero como mencione al
comienzo para el Amor nada es suficiente, y aun tengo mucho por hacer.
Aún ella está conmigo, y por eso
me siento afortunado; a veces creo que la vida mediante ella me están dando una
segunda oportunidad, y con el peso de este Amor, con el peso de las
convicciones y sueños que algún día ella y yo planteamos, haré que todo vuelva
a la normalidad. Y es que comprendí con el tiempo, que su sonrisa es el tesoro
más preciado que tengo en la vida, y la profundidad de su mirada el mejor escondite
para desaparecer, su compañía el mejor regalo que puedo tener día a día y su
felicidad plena un compromiso que cumplir.
“Y así regreso a las
líneas largas, con el corazón en la mano y mucho fuego que esparcir, porque la
Amo como amaron Neruda, Shakespeare o Bécquer a sus musas, con la pasión
ardiente de un corazón empedernido que late emocionado al pensar en ella. La
Amo como el Sol a la Luna, que paciente espera su turno para formar un eclipse a
su lado, así la Amo”
A Carlita (Zam)
La tinta y pluma de mi corazón.