“Voy a dramatizar
escuchando Arjona, preguntándome por que mi vida esta muy cercana a la realidad
que duele de verdad; de donde saco esa inspiración perita de decirle a la vida
que todo esta bien, y cuando despierto de pronto recuerdo que todo sigue igual…
El cesto donde guardo las metáforas mas profundas de mi vida, ahora se tornan arrugadas
esperando la madrugada para echarse a andar. Me busco a un costado de la luna,
mis ojos se ven opacados, recuerdo que aun es de día y me pongo a meditar”
Culpare al bendito destino de
robarme las sonrisas más extensas en tan solo una semana, le reclamaré por que
me dio la sentimental razón de sentirme vivo, por que hizo de mí un poeta que
busca inspiración del insomnio, y consigue incertidumbre de las rimas. Porque
deja que una voz me acaricie por las noches y sean los bostezos los que me adornen
de mañana. Que he hecho para merecerme tanta felicidad al leer el diario de una
rapsoda, y por qué ha despertado mis neuronas, y mi mente ya no sabe lo que es
descansar.
Mi cuerpo va y viene a diario de
un mundo forrado de fantasías, coreo por la calle algún verso herido de Neruda
y sin recordar que mas continua, el pasado me recuerda que en el colegio solo
era un alumno más. Obligado a recurrir a la misma rutina de siempre, cogí el cordón
umbilical que aun me conecta con mi madre, escuche su voz y sentí su compañía,
discutimos por la ironía de querer ser independiente, y aunque su preocupación es
más que evidente, siempre pierdo en ese tipo de pendientes.
El cielo va perdiendo fuerzas, y
es más el consumo de las estrellas que el resplandor del sol; la noche ya se
apodera de medio mundo y felices aquellos que disfrutamos mirando a la luna
para tener en quien pensar y que escribir. Le regalo una hora de mi vida a este
afán de conseguir algún día el titulo de “escritor”, y de las veintitrés restantes,
algunas horas muero y otras vivo solo para que no me entierren, disfrutando así
de esta hermosa parodia de saber vivir.
“Algunas veces le
canto al silencio, para que el eco me haga compañía. Otras veces recuerdo entre
fotos lo interesante que han sido mis días. Nunca esta de más molestar a mis amigos,
pero siempre es una responsabilidad hacerlos sonreír. Uno nunca sabe, quizás entre
risas y fantasías, se encuentra la rapsoda de tus alegrías”
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