jueves, 12 de julio de 2012

Sarcástico drama


“Voy a dramatizar escuchando Arjona, preguntándome por que mi vida esta muy cercana a la realidad que duele de verdad; de donde saco esa inspiración perita de decirle a la vida que todo esta bien, y cuando despierto de pronto recuerdo que todo sigue igual… El cesto donde guardo las metáforas mas profundas de mi vida, ahora se tornan arrugadas esperando la madrugada para echarse a andar. Me busco a un costado de la luna, mis ojos se ven opacados, recuerdo que aun es de día y me pongo a meditar”

Culpare al bendito destino de robarme las sonrisas más extensas en tan solo una semana, le reclamaré por que me dio la sentimental razón de sentirme vivo, por que hizo de mí un poeta que busca inspiración del insomnio, y consigue incertidumbre de las rimas. Porque deja que una voz me acaricie por las noches y sean los bostezos los que me adornen de mañana. Que he hecho para merecerme tanta felicidad al leer el diario de una rapsoda, y por qué ha despertado mis neuronas, y mi mente ya no sabe lo que es descansar.

Mi cuerpo va y viene a diario de un mundo forrado de fantasías, coreo por la calle algún verso herido de Neruda y sin recordar que mas continua, el pasado me recuerda que en el colegio solo era un alumno más. Obligado a recurrir a la misma rutina de siempre, cogí el cordón umbilical que aun me conecta con mi madre, escuche su voz y sentí su compañía, discutimos por la ironía de querer ser independiente, y aunque su preocupación es más que evidente, siempre pierdo en ese tipo de pendientes.

El cielo va perdiendo fuerzas, y es más el consumo de las estrellas que el resplandor del sol; la noche ya se apodera de medio mundo y felices aquellos que disfrutamos mirando a la luna para tener en quien pensar y que escribir. Le regalo una hora de mi vida a este afán de conseguir algún día el titulo de “escritor”, y de las veintitrés restantes, algunas horas muero y otras vivo solo para que no me entierren, disfrutando así de esta hermosa parodia de saber vivir.

“Algunas veces le canto al silencio, para que el eco me haga compañía. Otras veces recuerdo entre fotos lo interesante que han sido mis días. Nunca esta de más molestar a mis amigos, pero siempre es una responsabilidad hacerlos sonreír. Uno nunca sabe, quizás entre risas y fantasías, se encuentra la rapsoda de tus alegrías”



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