Mi madrugada se vio
interrumpida por las lágrimas de un amigo. Escuchar el sonido de su dolor para
luego pasar a secarle el llanto en un consejo, hicieron que me sienta como el
nobel a los versos sin complejos… Mientras tú andabas vagabunda perdida entre las estrellas, acompañada del fiel amigo que solo se corre de la oscuridad; por las
calles antagónicas de una ciudad que solo profesa orgullo, yo seguía perdido
entre sueños.
Desperté entre sabanas que se llevan una parte de
mi, en medio de una realidad donde el sol ya dictaba que el medio tiempo de un
agitado día, ya lo perdí por walk over. Compraste un acelerador de latidos en
la tienda más antigua del paraíso, mientras tus pasos tomaban rumbo hacia el
cielo que lo cubría.
Cogí un cuaderno lleno de teorías, que se
proclamaba autodidacta por el desvió de mis pupilas, y camine por algunos
minutos que parecen horas en este infierno vestido de ciudad, con la única
consigna de darle uso a la gratitud de mis neuronas. Tu noche se prestaba para
complacerle al pensamiento, y darle sentido a cada céfiro que el viento acaricia
en tu piel.
Recordaste como cuando eras adolescente, que
empezar de nuevo nunca esta de mas; que tener un propósito independiente en la
vida siempre será una motivación para recordar lo que fuiste y darte cuenta de
quien eres ahora. Tú seguías perdida entre la inmensidad de la noche, y yo aquí
recién le daba la bienvenida.
Compartí momentos nuevos con mis compañeros, situaciones
incomodas con mis profesores y como siempre un grito de ironía a la ignorancia.
Pensé en la compañía de una canción de Arjona, para regresar cantando a aquella
soledad tirana que acá me estaba esperando, y nada. Tan solo viaje como lo hace
un simple pasajero, pero tú ya comenzabas a entrar en reforma, sacando cuentas
de lo que vas dejando, restado de lo que estas aprendiendo, mientras la luna te
observaba.
Yo acá miraba al cielo y notaba ese fiel reflejo
de tus ojos, tú allá le alzabas un poema, pidiendo que esta noche no sea solo
un antojo. Juras amar ese momento, que sin pensar yo andaba buscando, ahora
vienes aquí, te relato una novela y aunque sea grande mi problema, es mas
grande estas circunstancias que me hacen sentir como paciente de tu repertorio.
Gracias a la vida por demostrarme una vez
más que la distancia es solo una palabra.
Lo mejor de esa amistad que tienen, es que son tan distintos que se complementan imperfectamente, así cada cual a su manera vive la vida lo mejor posible, pero siempre apoyándose y cuando se dan un consejo, su sinceridad y vana sutileza les demuestra la realidad de la vida.
ResponderEliminarLos amo a los dos!