“Quisiera tardar
toda una vida, reflexionando de la misma; motivar cada momento prisionero de
las manecillas de un reloj, a revivirse, a confundirse o a mejorarse; pero, que
puede ser más incierto y emocionante a la vez, que preguntarse por aquellas
cosas que nunca se hicieron, y cuando algún día las intentamos vivir, no
toparse ni con un milímetro de lo soñado. He aquí una de las grandezas que
tenemos al respirar, que cada segundo se convierte en héroe y verdugo, hasta
que el tiempo se detiene con un último latido”
Pretendo desnudar en medio de la noche,
todo aquello que recorrí 21 años atrás; quizás en medio de la nada encuentre
mis más sutiles defectos o, por qué no, mis más defectuosos errores. Aunque
ahora solo me sirva me moraleja, quien no se apasiono por llegar a la cumbre
más alta de este mundo, y cuando erro, quien no sintió la caída en un charco de
lágrimas; pero ¡oh, grandezas de la vida!, existe algo llamado perdón, que
abatido por alguna u otra oportunidad se convierte en la más sencilla receta
que lucha contra el destino, que es comenzar de nuevo.
He escuchado decir a muchas personas,
que en la vida, comenzar de nuevo no existe. Y aunque acepto el comentario,
pero no lo comparto; digo que se puede comenzar de nuevo, cuando uno así lo
necesita… Psicológicamente, este mundo se encuentra abatido y confrontado, por
las hermosas y llamativas ventanas donde el mundo se hace tan pequeño, que
créanme, Cristóbal Colon se sentiría frustrado por descubrir América. Puede
sonar algo sarcástico e irreal, pero entre sueños he comprendido, que el mundo
avanza con tanta ciencia y tecnología, que con el tiempo los humanos tendremos
algo más de metal, aparte de los aretes, collares, anillos, etc. Es que la
sensibilidad tiene un límite, este se llama humanidad.
Hace algunos años atrás, cuando vestía
un pantalón gris y camisa blanca, zapatos bien lustrados y las patillas al
tope, recibí uno de los golpes más duros que la vida me pudo dar. Es curioso,
me quiso robar a la mujer más hermosa del mundo, la que me trajo a la vida, a
cambio de una eternidad de lágrimas; pero si en algo he estado de acuerdo con
el destino, es que muchas veces está en contra de la propia vida. Sucedió que
mi madre aún sigue conmigo, y fue desde ese entonces que supe realmente que quería
en la vida.
Como cualquier persona “normal” que vive
sobre la faz de la tierra, un día me enamore. Tenía apenas 8 años cuando mis
ojos se obnubilaron y comenzaba a actuar como aquellos enfermos, que padecen
del “Síndrome del Amor”, pero ni siquiera tenía una década de funcionamiento,
así que cualquier cosa podría confundirse con eso. Aunque, ahora mis
perspectivas se encuentran más direccionadas, me atrevería a decir que ya
comencé a vivir con tal síndrome. La pregunta que siempre uno se hace es, ¿Cómo
saber si es Amor?
Y créanme, cupido no existe, y aunque
muchos dicen que toco su puerta, pues están locos. Pero el Amor es una locura,
y lo digo con toda responsabilidad y ojeras que noche tras noche, pensé y soñé,
con ese ser que se convierte hasta en un Dios. Pues, volviendo a la pregunta,
de ¿Cómo saber si es Amor?, créanme no lo sé, pero acá dentro de uno, sí que se
siente extraño.
Volteando la esquina de mi cama, se
esconde una adicción que nunca podre dejar, las baladas. Digo esto porque
siempre que estoy solo, escucho una, me recuesto en mi cama y es ahí en la
esquina, donde me envuelvo, volteo y pienso todo lo que tuvo que pasar ese
cantante para que de pronto, con una melodía nos deje nostálgicos, estúpidos y
suspirando a cada minuto. Es así que comprendí, que no quiero cantar un
recuerdo ajeno, pues quiero inventar mis propias canciones y suspirarlas aún
más, y por qué no llorarlas.
De seguro, cuando alguien lea esto y
sepa algo de psicología, no dudara en darme un tratamiento gratuito con comentarios
externos a mis tímpanos. O quizás alguien quiera un poco de locura al
conversar, o porque no platicar de los sinónimos o antónimos que nos da la
vida. Aunque yo preferiría, recibir un consejo que me enseñe una manera
diferente de disfrutar la vida.
“Ahora, que ya
he repasado todo lo que he escrito, se siente aún más extraño, por que comencé
hablando de la Vida, pase a la Humanidad, y recito al Amor. Y en serio, no
tengo ganas de limitarme todavía”