miércoles, 9 de mayo de 2012


“He tenido noches enteras con el pensamiento plasmado en la finura de tu ser. En algunas he descubierto cosas que te llevan a lo más inhóspito de un sentimiento, y en otras he sentido esa bella sensación de dejarse llevar por la tentación; pero todas siempre tienen algo de especial cuando se trata de dibujarte en el pensamiento, será que lo divino se olvidó de llevar al paraíso, la mejor de sus creaciones, y ahora estas acá ayudándole a la realidad a ser más hermosa con tus pasos”

Y es tu piel, aquel desierto extraño color canela donde uno puede vivir y morir a la misma vez, acariciado por su dulce aroma, que hacen de tu cuerpo un arte que inspira lujuria ante la mirada, y pasión a la hora de rozar. O quizás es el primor de silueta que enmarca la trinidad del Amor en tu persona, y solo hace que las manos se extiendan al verte pasar, como si en ti encontrarían paz para morir por Amor.

O de pronto, escuchar tu voz se ha convertido en el más tenue de los sonidos que el alma puede acariciar. Ya que por acá la vida tiene un ritmo que conjugado con el tiempo no perdona, pero que sonido más anestésico que el murmullo tuyo para vivir con gloria y disfrutar la vida con una razón más. Aunque hay veces que el cuerpo tienta a ser imaginado con la más sutil de las melodías que desprenden tus labios, y así de pronto, acá cerquita al sentimiento se forma la escuela fanática de tu voz.

Es como si tú hubieras creado un sentimiento con tus suspiros, y con algunas de tus lagrimas le diste el brillo necesario para poder sentir emoción al respirarlo, saber que con tus manos las caricias se vuelven eternas y con tu mirada los reflejos se hacen realidad, comprender que la huella de cada uno de tus pasos, sean en falso o no, siempre encuentran la más dulce consecuencia en cada moraleja que nos da la vida, y hacerte pleitesía por cada segundo que usas al respirar, porque serán muchas más horas de vida disfrutándote.

“Encontraras tan cortas las líneas de este texto, pero espero que sientas las largas horas de una noche para empezarte a adular. En pensamiento, tú desprendes eso y más, en la realidad, haces que uno se sienta con más ganas de vivir que nunca. Y por eso, gracias por hacer que cuando despierte me sienta afortunado de siquiera conocerte; y solo disfruta de tu vida, que lo que desprendes, lo gozo a cada segundo de la mía”

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